Emulando el famoso poema de Quevedo a la nariz ...
Erase
un hombre a un móvil pegado,
con
el cuello encorvado,
buscando
cobertura en todos lados.
Erase
un wathsapp intempestivo,
un tuit subversivo,
un
vine repetitivo.
Erase
un Facebook cotilla,
un
selfie de un pincho de tortilla,
las
mil porteras era.
Erase un Tuenti en desuso,
un Messenger sin uso,
un instagramer vanidoso,
un
youtuber ocioso
y
un blogger presuntuoso.
Erase
un hacker corsario,
un
troll ordinario,
un
spammer a diario.
Erase
en fin una cena sin sentido
con
los móviles encendidos
y
un silencio sin suspiros.
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