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El bastidor de palabras



Aún me siento algo torpe
ante mi bastidor de palabras,
hilvanando una a una
cada letra,
y cada palabra.

Hace días que perdí el dedal.
Necesito comprar otro.
¿De porcelana o metálico?
¿De piedra o de corazón?

Suelo pincharme a menudo
con la afilada aguja
que la vida puso en mis manos.
Pero ya me da igual...
solo quiero tejer en mi bastidor de palabras
aquellas frases que nunca dije
y que se quedaron mudas
en algún cajón.

Quizás algún día me atreva a cortar el lazo
de esa insolente timidez
que se quedó prendida
en algún dobladillo de mi alma silenciosa.
Y mientras eso ocurre,
intento pasar el tiempo enhebrando
los sentimientos que dibujan  mis días,
y aún así, no hallo la forma
de derramar sobre el lienzo
la gama de color exacta que da vida a este corazón.

Bordando lágrimas de vida en cada puntada,
hilvanando en cada pedazo de tela el corazón,
sin darme cuenta voy tejiendo cada poema
con la esencia de mi alma aferrada al bastidor.

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