Por qué vuelves ahora,
si derrumbaste mis sueños.
Qué te trae de regreso
si decidiste marcharte
una noche en silencio.
Encendiste una llama,
una ilusión,
para luego apagarla,
sin remordimientos, sin pedir perdón.
La tristeza se acomodó en mi casa,
la lluvia en el salón,
y pasaba un día tras otro,
sombríos y sin color.
Jamás he sentido tanto dolor,
deseando no abrir los ojos,
pero la mañana infame
se sucedía día tras día y sin compasión.
El dolor se fue apaciguando
y el sol entró en mi balcón,
las heridas fueron sanando
y de alguna manera
volví a ser yo.
Ahora de nuevo regresas,
sin remordimientos
y sin previo aviso.
No esperes
de nuevo avivar la llama;
no me busques
ten compasión.
De aquel fuego
no queda nada;
el rescoldo
el viento se lo llevó.
Y si de jugar
tienes ganas
búscate otro perro que te ladre;
yo te digo...adiós.
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