Le pusieron Aurora porque nació un bello amanecer de primavera. Y aquella niña sonriente y revoltosa por arte del natural transcurrir del tiempo se convirtió en una hermosa adolescente, y como a todo adolescente le llega la edad del pavo, a ella sin embargo, le llegó la de la marmota, porque los pavos no duermen tanto como lo hacía Aurora. Es falso que Maléfica fuera una mala bruja. No, no lo era, solo era una curandera aficionada a las “malasyerbas” y muy torpe. Y como la ignorancia se viste de atrevimiento, Maléfica se ofreció a curar la astenia permanente de la princesa. Pero cuando la mente está en otro universo que no es la tierra, no hay razonamiento que gobierne el orden de las cosas. Tomando por error una planta de valeriana y dos gotas de esencia de mosca del sueño, hizo una infusión para la princesa. No fueron cien años los que durmió la princesa, porque no hay sueño que cien años dure, ni aburrimiento que lo provoque. Solo tres meses de sueño profundo