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Mostrando entradas de marzo, 2015

La vida

El bastidor de palabras

Aún me siento algo torpe ante mi bastidor de palabras, hilvanando una a una cada letra, y cada palabra. Hace días que perdí el dedal. Necesito comprar otro. ¿De porcelana o metálico? ¿De piedra o de corazón? Suelo pincharme a menudo con la afilada aguja que la vida puso en mis manos. Pero ya me da igual... solo quiero tejer en mi bastidor de palabras aquellas frases que nunca dije y que se quedaron mudas en algún cajón. Quizás algún día me atreva a cortar el lazo de esa insolente timidez que se quedó prendida en algún dobladillo de mi alma silenciosa. Y mientras eso ocurre, intento pasar el tiempo enhebrando los sentimientos que dibujan  mis días, y aún así, no hallo la forma de derramar sobre el lienzo la gama de color exacta que da vida a este corazón. Bordando lágrimas de vida en cada puntada, hilvanando en cada pedazo de tela el corazón, sin darme cuenta voy tejiendo cada poema con la esencia de mi alma aferrada al ba

Vanidad

En la mesa, el té caliente. Espero. En la servilleta una frase. La vanidad es directamente proporcional a la estupidez humana. Pensativa, miro tras el cristal, fuera cae suavemente la lluvia. En aquella mesa una pareja haciendo poses frente a una cámara. Solo se besan cuando alguien les observa. Miro la servilleta, leo otra vez la frase. Fuera sigue lloviendo. En la mesa de enfrente un ejecutivo aburrido se recompone el nudo de su aburrida corbata. Mira a su alrededor y guiña el ojo como pavo en pleno cortejo buscando si alguna pava lo acepta. Y en mi mente aquella frase, de nuevo observo la servilleta y allí sigue escrita. Tan clara, tan amenazante, tan verdaderamente cierta. Al fondo una chica con el móvil en la mano inmortaliza el momento, apartando el tedio de esta grisácea tarde. Fuera la lluvia cae sobre el cristal. En la barra la prepotencia toma cuatro asientos con la percha engominada y la vanidad a punto y almidonada. Discuten so

Loco solitario

Solitario como alma errante en mitad de la noche, ve derramar las horas, los días y la vida, en aquel viejo reloj de arena. Bordeando apenas la locura, baila descalzo abrazado a su depresión. La tristeza es la eterna compañera de baile de aquel joven de cuerpo ingrávido, espectador a tiempo completo y eterno soñador. En su último acto ya no queda nadie, solo cuatro sillas vacías, las paredes llenas de recuerdos y unos rayos de sol deslucidos que atraviesan las rendijas de aquel polvoriento salón. Las estrellas ya no brillan en sus noches, se apagaron cuando ella se marchó dejando tras de sí la lluvia en sus ojos, y una tormenta de desesperación. ¡Danza, danza maldito! danza entre las flores raras de tu negra amargura, estrecha la cintura de tu pena por un amor desairado. Danza porque te olvidaste de vivir tu vida, viviendo del pasado y te rendiste sin condición. ¿Para qué quieres vivir infeliz? se pregunta en voz alta mientras mesa sus cabell

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Soy Isabel Barrado Pablos, bajo el pseudónimo de Poeta en la sombra, escribo y administro Poemas que nunca escribí . En este blog utilizo cookies de terceros; de manera que, si continuas navegando, consideraré que aceptas su uso.   ¿Qué son las cookies?   Una cookie es un fichero que se descarga en tu ordenador al acceder a determinadas páginas web. Las cookies permiten a una página web, entre otras cosas, almacenar y recuperar información sobre los hábitos de navegación de un usuario o de su equipo y, dependiendo de la información que contengan y de la forma en que utilice su equipo, pueden utilizarse para reconocer al usuario. ¿Qué tipos de cookies utiliza este blog? Básicamente uso cookies de terceros para la analítica web, así como para mostrar publicidad. Los servicios que uso son Google Analytics (uso de cookies por google analytics), y Google Adsense (política de privacidad). Puede usted permitir, bloquear o eliminar las cookies instaladas en su equipo  med

A veces me siento...

Hay días que no sé quién soy, días en que me siento como una pequeña gota en la mitad del océano, o estrella errante y solitaria en la inmensidad del Universo . Otros se me antoja ser el viento danzando entre hojas caducas en la penumbra de un bosque anunciando la llegada del invierno. A veces, no soy más que el lobo solitario que canta en la noche espantando sus miedos. Pero al anochecer, Morfeo me saca a bailar, y yo me deslizo suavemente al compás de las notas que forman la banda sonora de mis sueños.